Ser distraído puede ser una ventaja. Pero a veces es una lástima. Cómo quisiera recordar a quién diablos le presté El Cantar de Los Nibelungos. Me di al trasto buscándolo. Recorrí librerías y, al final, pagué más de lo que llevaba en el bolsillo (Le pedí dinero a mi novia). Me endeudé, pero lo compré. Lo leí. Abandoné las obligaciones por unos días sólo porque no podía despegarme de los avatares de Sigfried y todos esos elementos mitológicos allí mencionados. Esos que Harry Potter replica de manera sospechosa. Pero todo no podía ser perfecto. Al parecer se lo presté a una persona de confianza. Y tan confiable será, que ya no recuerdo quién era. No anoté. Y así se evaporó de mi biblioteca como otros tantos que creo tener y cuya ausencia descubro cuando quiero rebuscar una frase o episodio del libro. Se marchó a otros estantes junto con Niebla, Crimen y Castigo, El Juguete Rabioso, La Voz del Violín y quién sabe qué más. Claro, en el mío también aparecieron otros como la compilación de Novelas y Crónicas de J.A. Osorio. Pero nada recompensa Los Nibelungos. Bien me decían alguna vez que quien regala un libro es un gran hombre, mientras quien lo presta es un completo idiota. De ahí surgió para mí una nueva costumbre. “Si te presto un libro, tú me prestas otro igual de importante. Luego nos los devolvemos”.
jueves, 1 de noviembre de 2007
Les propongo ‘el canje’
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
ummmm ... no recuerdo haber leído Los Nibelungos así que creo que no me prestaste ese libro. Lo debe tener otro distraído como tú o como yo.
Acepto el canje y prometo devolverte todos los libros que me prestaste ....
Ojalá recuperes el libro para que me lo prestes .. tengo curiosidad de leerlo!!!!
¡Ay dolor! A mí se me volaron de la biblioteca Basura, de Héctor Abad; El viejo y el mar, de Hemingway, y Tic, de Ricardo Silva. Y seguro que otros más deben andar adornando estantes ajenos. Pero ahoritica no me acuerdo. Ve, Gabo, seguiré tu consejo: es una gran idea.
Sí, es una buena alternativa porque así ambos tenedores se acuerdan de devolver el libro.
Claro, lamochito, si lo recupero te lo presto.
Ole Franco y Usted sí está peor que yo dejando perder esos libros. Puede que se consigan más fácil, pero es tampocon son nada económicos...
Publicar un comentario